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miércoles, 27 de marzo de 2019

El gualanday, la leyenda, se nos fue


@Davandearco
De nada valieron los esfuerzos, quizás tardíos, para preservar a este gigante que vio, desde Buenos Aires, la transformación de Medellín. El  jacaranda caucana, o más conocido como gualanday, había sido testigo de las tres generaciones de tranvía que recorrieron la calle Ayacucho, incluso estuvo ahí, cuando la principal vía de la comuna se llamaba "la amargura". 

En el 2020, la comunidad esperaban celebrarle los 150 años, a este majestuoso vecino, que habían reconocido como el segundo árbol más longevo de todo el Área Metropolitana.  

El gualanday, tan amado en la comuna, fue plantado en 1870, junto al menos otros once hermanos, pero la urbanización de la ciudad y a la movilidad de la zona lo había resignado a la soledad. La misma secretaría de ambiente de Medellín, había aceptado, que parte del mal estado en el que estaba el ejemplar, se debía a los años de descuido, donde incluso, su base estaba desgastaba por el vertimiento de orina, una acción que pudre la madera de los arboles. 

Alcaldía de Medellín
Una visita de inspección, para buscar a los árboles más antiguos de la ciudad, se enfocó en Ayacucho, porque documentación del municipio, relataba que en 1870 se hizo una siembra masiva en esta calle, para embellecer la entrada a la ciudad, desde el oriente, fue así que se constató no solo la presencia del gualanday, sino de otros doce especímenes, que están a lo largo de este corredor. 

Se constató además con una foto de principios del siglo XX, que reposa en el Archivo Histórico de la Biblioteca Pública Piloto, en la que se observa al Gualanday y al fondo, en construcción, la Iglesia del Sagrado Corazón de Buenos Aires. 

Biblioteca Pública Piloto
En la misma instantánea aparecen un camino de árboles, plantados a distancias equivalentes, para adornar la calle y muchas de las viejas casas de bareque, que ya no están. Lucenit Solano Guerrero, ingeniera agrónoma y funcionaria de la Secretaría de Medio Ambiente, calificó como “guerrero” a este árbol, que se cree fue sembrado durante la actividad de 1870, pero no se descarta que tenga más años. 

Enumeró que este árbol ha tenido que soportar cambios y afectaciones por un siglo y medio para mantenerse de pie, a pesar de ser una especie poco común en el Valle de Aburrá. “Realmente no ha tenido los cuidados que necesita, ha estado con piso duro, no ha tenido el cuidado del suelo, no los habían nutrido, fertilizados o podarlos. 

Pero el gualanday, finalmente se fue, el fuerte aguacero del lunes, 25 de marzo, no tan distinto a los que ocurren casi cada año en la comuna, fue el que acabó con la larga vida de nuestro patrimonio ambiental... Muchos se dieron cuenta, otros quizás no sabía la historia de este vecino, lo cierto es que dejó un vació, que hasta el Tranvía de Ayacucho, tuvo que parar.  

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